De regreso a la Unión Soviética,
los oficiales recibieron duros regaños de sus superiores.
—Es verdaderamente triste ver a
oficiales tan elevados convertidos en cobardes —Decían.
—Hubiera sido mejor si hubieran
muerto en su submarino —Les dijo una vez un almirante.
Cada comentario así le molestaba a
Arkhipov más y más. Sentía como si verdaderamente no apreciaran lo que él había
hecho no solo por la Unión Soviética pero también por todo el mundo.
Uno de los más bajos momentos de
Arkhipov fue la visita que recibió del secretario de seguridad soviético,
Andrei Grechko. Grechko citó a los tres oficiales, comenzando el encuentro
mostrándoles sus lentes rotos,
—¿Ven esto? —Les preguntó —, Esto es
lo que le hice a mis lentes después de escuchar lo que hicieron. Estoy furioso,
son ustedes verdaderamente un punto bajo en la historia de Rusia...
Arkhipov murió de cáncer de riñón
gracias a toda la radiación a la que estuvo expuesto durante su tiempo como oficial
soviético.
Sus esfuerzos no serían reconocidos
hasta cuatro años después de su muerte, cuando el secretario de defensa de
los Estados Unidos, Robert McNamera,
dijo que fue este momento en el que Vasili Arkhipov decidió no lanzar un
torpedo nuclear a la costa de Estados Unidos uno de los más peligrosos no solo
de la Guerra Fría, sino de la historia de la humanidad.
En el 2017, recibió de manera póstuma
el “Reconocimiento de Futuro de Vida.” Éste, dado por la “Asociación de Futuro
de Vida” por sus acciones en el submarino, las cuales ayudaron a la humanidad aún
cuando Arkhipov no recibiría nada por haberlas hecho.
Dada
la actitud humilde de Arkhipov, es improbable que haya pensado de él mismo como un gran héroe y en vez se
considero solo alguien más que tomaba sus decisiones con los intereses de toda
la humanidad en mente. Es justo probablemente por esto que él no se considera “el
hombre que salvó al mundo,” aunque nosotros sepamos que sea cierto.
La hija y el nieto de Arkhipov sosteniendo el "Reconocimiento de Futuro de Vida," de futureoflife.org