Wednesday, November 21, 2018

Parte III


—Es simple —Dijo Savitsky,— Los americanos nos están bombardeando, devolvámosles el favor.
            —Escucha, Savitsky —Le replicó Arkhipov— No sabemos si en verdad la guerra ya comenzó.
            —Sé que amas el sonido de tu voz, Arkhipov, pero mantente callado por un segundo.
            A pesar del insulto, Arkhipov le hizo caso al capitán. Los tres oficiales escucharon los impactos de las bombas alrededor de ellos, boom tras boom.
            —¿No te parece esa prueba suficiente? —Le preguntó Savitsky.
            —Piensa por un segundo, Savitsky, ¿Qué si estás mal? —Le propuso Arkhipov— Piensa en las consecuencias.

            Arkhipov sabía muy bien lo que podía pasar si atacaban a los Estados Unidos con un torpedo nuclear: tomarían represalias. Por suerte, algo del protocolo que Arkhipov también sabía bien era que los tres oficiales presentes debían, por unanimidad, decidir lanzar el torpedo antes de hacerlo.
            —¿Qué pretendes que hagamos entonces? —Gritó Savitsky— ¿Quieres que escapemos como ratas? Tú sabes muy bien que con sus ataques no aguantaremos tanto tiempo bajo el agua.
            —Me parece la mejor opción, sí. —Respondió Arkhipov.
            Maslennikov, que había estado callado por toda la discusión, en ese momento, cerro sus ojos, dio un respiro, cerro el puño y golpeó a Arkhipov en la cara. Arkhipov perdió el equilibrio y cayó al piso. Los booms del bombardeo seguían siendo escuchados, pero por un segundo no parecieron tan importantes
            —Escúchame bien, —Vociferó Maslennikov—, no voy a regresar a Madre Rusia como un cobarde. Si este submarino cae, nosotros caemos con él.
            Arkhipov se paró y ajusto su uniforme. —No—, dijo firmemente, y lo agarró del cuello, —No me vas a llamar cobarde por pensar antes de tomar decisiones. ¿Qué crees que le pasara a nuestra querida Rusia si atacamos, eh? Si los Estados Unidos deciden atacarnos de regreso es posible que no haya una bella Rusia a la cual regresar.
            —Es triste que tengas tan poca confianza en tu tierra madre… —Fue lo único que dijo antes de irse.

            Arkhipov se quedo solo con Savitsky, quien lo volteó a ver antes de decir: —Debe de ser unánime la decisión.
            —Y no romperemos protocolo —Terminó Arkhipov.
            Savitsky se dirigió hacia la puerta, pero antes de abrirla suspiró y dijo: —Y no aguantaremos más bajo el agua, esto significa que debemos escapar.


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Vasili Arkhipov, de theguardian.com

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