Wednesday, November 14, 2018

Parte II


            Arkhipov corrió a la sala de control, Maslennikov lo seguía. Abrió la puerta y encontró a Savitsky en el receptor de señales de radio.
            —Arkhipov… Maslennikov—, susurró —No estamos recibiendo transmisiones.
            La tripulación recibía transmisiones Americanas para saber el estado de las dos naciones, pero habían pasado dos días durante los cuales estaban a gran profundidad, impidiéndoles su recepción.
            Le tomó a Arkhipov unos segundos darse cuenta de las ramificaciones de este problema. Pero cuando se dio cuenta, dijo: —No sabemos si la guerra ya se desató.
            —No, no lo sabemos. Pero, ¿Recuerdas el protocolo, Arkhipov?— Dijo Savitsky — No podemos dejar ser capturados. Si estamos recibiendo ataques lo más probable es que la guerra haya ya empezado…
            —Y si la guerra empezó—, Maslennikov se unió a la conversación —Saben lo que hay que hacer —. Apuntó a un botón  que Arkhipov esperaba no se usaría jamás en su misión. Debajo de él estaba inscrito: Lanzamiento de torpedo nuclear.

            Era el 27 de Octubre de 1962, y el oficial de armas Andrew Miles llevaba días sobre el mar. La vista no era verdaderamente bonita, pero Miles sabía lo que tenía que hacer para limpiar al mundo de los comunistas. Fue hace poco que su nave, de clase ‘Destroyer,’ había encontrado un submarino bajo el mar. Estaba bastante profundo, pero Miles sabía que tendría que emerger tarde o temprano.  Para facilitar este proceso, estaba utilizando explosivos especialmente diseñados para forzar submarinos a la superficie.

            Miles no podía esperar para capturar el submarino, para poner sus manos sobre esos sucios comunistas. Llevaba tiempo cerca de la costa de Cuba bloqueando cualquier ayuda que los Soviéticos intentaran de darle a sus aliados, y francamente cada día eran un fastidio más grande. Un miembro de la tripulación a su cargo se acerco a él.
            —Señor, nos estamos deshaciendo de nuestros explosivos demasiado rápido, y estos Soviéticos no suben a la superficie.
            —Son como cucarachas—, le contestó —Vamos a seguir con estas tácticas un poco más. Los comunistas acorralados no resisten por mucho tiempo.
            —Sí señor —, lo saludó con la mano en la cabeza y se fue a ejecutar sus ordenes.
            Pronto surgirían, Miles lo sabía. Era cuestión de esperar antes de capturar.


Destroyer Americano, de www.navy.mil

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